Será difícil que entre estilos únicos grupales alcancemos méritos estilísticos y, más aún, estilos rompedores de no ser que ante todo conozcamos primero a fondo tales estilos grupales. Queda así reafirmada la conveniencia de ante todo adaptarse primero a los estilos únicos grupales y a partir de ahí innovar, pues de lo contrario, con toda probabilidad lo que logremos, y sin ser conscientes de ello, sea repetir algo que ya se hubiese intentado y no la pertinente transgresión.
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