Cualquier estilo único individual, y por tanto más en el marco de lo artístico, se supone de por sí interesado en ser rompedor pero por ello mismo con toda probabilidad no logre serlo si no se basa en la, aunque sea mínima, evaluación de lo que con anterioridad ha surgido de otros estilos. Es con tal evaluación que puede llegarse a lo rompedor de origen individual y único sin tener que necesariamente pasar por lo propiamente grupal.
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